Unas cuantas. Ser crowdfunder es mejor que ser cliente. Me convierto en parte de algo. Y el caso es que al final el resultado es el mismo: pago para conseguir un abono al evento. Pero no es igual ser un comprador anónimo en la taquilla que ser parte de una iniciativa de grupo. No me siento igual de una forma que de otra.
Otra ventaja es que puedo controlar mi nivel de implicación. Puedo optar por un donativo pequeño, con pequeñas ventajas, o uno grande, con mayor implicación. Yo elijo, nadie me lo vende. Incluso si no voy a poder asistir, puedo formar parte del grupo con un mínimo desembolso.
Una campaña de crowdfunding permite tomarle el pulso a tu evento, su alcance y aceptación. No es lo mismo tenerlo todo preparado y abrir las puertas esperando colgar el 'Sold Out' cuanto antes en taquilla, que organizar una campaña meses antes y ver cuanta gente colabora. En el segundo caso minimizamos el riesgo. Si la campaña falla podemos recular, o replantear el evento.
Si tienes una presencia on line bien trabajada, una campaña de crowdfunding bien diseñada puede ser un rotundo éxito, y complementar otras acciones de marketing para potenciar el éxito de tu evento. Claro que esto implica un trabajo constante en redes, y un planteamiento correcto en la campaña. Pero a estas alturas debería darse por sentado que un organizador serio está trabajando con esos parámetros en mente.
Estoy convencido de que, cuando los organizadores de eventos y locales que programan actuaciones descubran todo el poder del crowdfunding habrá un cambio sustancial en su manera de abordar temas como la contratación y la organización. Este tipo de acciones abre muchas posibilidades, y siempre sobre una base ganar-ganar.
No sé si SOS 4.8 alcanzará el objetivo marcado (15.000 euros). Al tiempo de escribir esta nota, les quedan 38 días para cumplir su objetivo, y han recaudado 390 euros, en este proyecto que comenzó el 21 de febrero. Mi enhorabuena a la organización de SOS 4.8 por lanzarse al ruedo. Ojalá se obtengan los mejores resultados.
